Chloe disfruta inhalando el aire especiado en su paseo matutino por el resplandeciente Schwarzsee, gris oscuro y silencioso. Por fin vuelve a tener tiempo para sí misma, puede dar rienda suelta a sus pensamientos, pero al mismo tiempo disfruta del ritual en forma de mantra que tantas veces ha disparado su creatividad. El inquietante páramo, con todos sus fantasmas y brujas, alimenta la espiritualidad de Chloe y fundamenta la belleza deportiva, que se permite el lujo inestimable de dos musas vigorizantes, la de la naturaleza y la del ejercicio. Dos elixires indispensables sin los que no podría existir.
Debe sentir la vitalidad de su cuerpo. Cada músculo, cada movimiento, cada giro del cerebro. El cuerpo de Chloe entra en un ritmo suave y constante casi por sí solo. Conoce muy bien este momento mágico. Cuántas veces lo ha deseado, pero pocas veces lo ha conseguido, el momento de fluir. Poco a poco, su cuerpo empieza a relajarse aún más, a bajar. Todo empieza a fluir, a latir. Chloe siente la unidad de su cuerpo y su mente con la naturaleza, y en un instante anticipa este momento transgresor y redentor. Miles de destellos de inspiración le han ocurrido ya a la que oscila entre mundos, a la que vive en mundos paralelos. Momentos maravillosos que dan a Chloe una fuerza casi inagotable para proseguir con perseverancia su exigente BÚSQUEDA, a menudo contra feroces vientos en contra, con una terquedad alpina.
Profundamente inmersa en la indecible inmensidad de su mente, Psique se cruza en su camino. Chloe conoce a Psique desde hace unos meses y está fascinada por esa mujer joven, inexperta y extremadamente segura de sí misma, que hasta ahora sólo ha conocido el lado soleado de la vida, siempre irradiando positividad, la triunfadora por excelencia. Pero Psique no sólo conoce a Chloe en la vida real, Psique también acompaña a Chloe en sus pensamientos y toca profundamente su alma. Chloe siente cada vez más lo importante que Psique se ha convertido para ella. Es algo así como su tercera musa virtual. Le da su juventud, su ligereza, su idealismo, su sentido de la justicia, su optimismo irreprimible y le enseña la diosa que hay en la mujer y que nunca ha sido capaz de descubrir en sí misma.
Completamente ensimismada, Chloe camina por un sendero pedregoso cuando, de repente, ve a una joven acurrucada en la orilla. Instintivamente, se da cuenta de que se trata de una emergencia. ¿La joven quería meterse en el agua? Miles de pensamientos pasan por su mente. Intuitivamente, comprende la situación e inmediatamente corre hacia la orilla sin dudarlo. Al acercarse, se da cuenta consternada de que se trata de su querida amiga Psique. Debe de haber ocurrido algo terrible, sin precedentes. A más tardar, cuando Cloe ve de cerca el rostro de Psique y se encara con ella, se da cuenta de la magnitud de la situación. En ese momento, Psique es incapaz de hablar de lo ocurrido. La situación es demasiado insoportable para ella.
Sólo cuando Cloe la toma en sus brazos y la consuela, todo brota de Psique. Fragmentariamente, cuenta la historia de Eros, su amante, un joven y dinámico galán al que por fin pudo conquistar, al menos temporalmente, tras un largo viaje. Temporalmente hizo sospechar de inmediato a Cloe. ¿Por qué Eros, desconocido para ella, no quería encontrar siempre la felicidad con Psique? Una mujer tan fascinante, inteligente y segura de sí misma. Pero hoy no había señales de ello. En voz baja, casi inaudible, nos cuenta que Eros se tomaba muchas libertades y sólo hacía feliz a Psique por la noche, dejándola siempre al amanecer. Durante unos meses Psique se sintió tan inspirada por esta felicidad que no le importó este abandono permanente, sino que echó más leña al fuego.
La magia del amor, la inolvidable unión dieron fuerza y confianza a la feliz mujer. Unos meses más tarde, el inevitable destino siguió su curso. En una tormenta de excitación, Psique hirió tanto a Eros que éste se marchó en un estado de confusión total. Para la segura de sí misma Psique, sólo fue un pequeño e insignificante percance, pero para Eros fue una experiencia fundamental y una señal para abandonar para siempre a su gran amor, por el que había luchado durante mucho tiempo.
Sólo después de semanas de búsqueda, Psique se dio cuenta de que había perdido a Eros para siempre. Porque nadie podía ayudarla. Con nostalgia, recuerda el momento más feliz de su vida. Nadie más sería capaz de devolverle esa magia del amor, ese hechizo mágico de un momento único con el que todo el mundo sueña. El páramo iba a convertirse hoy, aquí y ahora, en su nuevo hogar para la eternidad. Todo el cuerpo de Cloe tembló de horror al darse cuenta de todo el sufrimiento de su musa. Debía apoyarla, darle estabilidad y liberarla de los demonios malignos que nunca había conocido.
Sin más preámbulos, decide cambiar su horario diario, no para ir a la oficina, sino para llevarse a Psique con ella por primera vez a su santuario interior, su estudio. Sólo unos pocos confidentes pueden entrar en este refugio, situado en un viejo granero cerca del Wilder Kaiser y que guarda muchos secretos. Psique duda al principio, pero en el mismo momento siente la energía positiva de la amiga de su corazón. En silencio, peregrinan juntas a lo largo de la mañana, disfrutando de la presencia de la otra.
Una cierta curiosidad surge en Psique. ¿Qué le espera? ¿Qué excitante secreto se esconde tras la fachada? Para Chloe, la gran excitación va unida a una creciente expectación. Por primera vez puede contarle a su amiga su historia más personal. Sobre sus mundos paralelos, su amor por el arte y la a veces bastante exigente, a veces incluso tortuosa QUEST, de la que hasta ahora sólo había hecho partícipes a un puñado de confidentes. Al cruzar el umbral, ambas sienten la magia del momento, el hechizo que las unirá para siempre en el futuro. Psique queda impresionada por la increíble aura de la enorme sala, que parecía casi sagrada.
Al principio, su mirada recorre lentamente las salas sagradas antes de acelerar el paso hasta posarse, como entrecortada, una y otra vez en una obra de arte que atrapa literalmente los ojos de la Kunstaffinen. Al cabo de unos minutos, está tan abrumada por la experiencia que tiene que hacer una pausa. Ambos toman asiento en un diván de terciopelo morado. El ambiente acogedor y hogareño se extiende al instante, ya que desde la pequeña galería tienen una vista de pájaro de todo el estudio. Un silencio increíble domina de repente la habitación y los dos confidentes se evaden en otro mundo. Sueñan con los paisajes más maravillosos que han visto o verán juntos. De Venecia con todo su esplendor histórico y su cultura, de Delfinen retozando de nuevo en la laguna y salvando vidas como ángeles de los mares, de Elysion, donde sólo vivían personas que eran amadas por los dioses y querían que se les concediera la inmortalidad, y de la paradisíaca isla de Lesbos, que influyó decisivamente en Cloe.
Los dos disfrutan del viaje a estos lugares de belleza desarmante, rememoran, sienten la verdadera vida, la gran libertad y consideran la felicidad suprema poder compartir cosas tan bellas el uno con el otro en íntima compañía.
Pero, de repente, el rostro de Psique se ensombrece. Despierta de su dichoso estupor, pues Eros regresa con todo su poder concentrado directamente en su cuerpo. Siente en todo su cuerpo el enorme vacío que ha dejado, lo doloroso que es vivir sin él, incluso junto a su amiga de confianza. Cloe está inconsolable y empieza a contar su propia historia. Habla de Dafnis, a quien conoció y de quien se enamoró en su infancia. De los muchos sufrimientos y caminos equivocados hasta que finalmente se casó con él. De las innumerables y emocionantes aventuras del matrimonio, de la aceptación de la idiosincrasia del otro y del desarrollo conjunto hasta convertirse en la pareja que son hoy. De vivir juntos en el campo, escapar temporalmente juntos a otros territorios y regresar a su amada y prometida patria. Chloe entra en éxtasis, describe eufórica sus momentos más felices con coloridas metáforas y se da cuenta de que no se trata en absoluto sólo de la primera fase de enamoramiento, cuando la flecha de Cupido la alcanzó, sino de toda la historia de la relación y, sobre todo, de la decisión muy consciente por una persona determinada. Los amantes valientes están en un constante estado de cambio e interactúan enfáticamente con su amado.
A Cloe le inspira pensar que su homólogo está floreciendo, que se está desarrollando junto a él, viendo una perspectiva común y planeando el futuro. Psique mira irritada a los ojos oscuros y almendrados de Cloe. Esta faceta de una relación le es completamente ajena. Conoce por sí misma el éxtasis trascendental que envuelve el cuerpo como fuente de su felicidad. Aún no ha llegado a conocer todos los demás aspectos. Psique insta a Cloe a contar más cosas sobre su ser más íntimo. Intuitivamente, siente el poder curativo de compartir lo que ha vivido, la ampliación de horizontes y la resiliencia que conlleva, lo que podría significar cosas enormes para su maltrecha alma. Con cautela, y mucho más vacilante que antes, Chloe también empieza a hablar de sus desviaciones, de su doble vida y de los lados más oscuros de su vida.
Por fuera, Chloe tiene éxito, escala una cima tras otra, se befinde a sí misma en la senda de la victoria. Pero ahora está dispuesta a hablar de su doble vida, sus dudas, sus confusiones y a salir del armario. En ese momento, da deliberadamente la vuelta a su yo más íntimo, renuncia a cualquier tapadera. Porque quiere mostrar a Psique que sólo se puede experimentar una felicidad duradera si se aceptan todas estas aberraciones y se ven como parte de un todo más grande.
Como persona extremadamente curiosa, Chloe siempre está a la caza de nuevas experiencias y, como amazona heroica, siempre busca al visionario. Esto le abre nuevos horizontes, rompiendo techos de cristal y abriendo innumerables puertas nuevas. Sin embargo, una puerta por la que lamenta haber entrado es la del mundo de Pan. Una cálida tarde de verano, Chloe, amante de la naturaleza, cruza un claro de bosque cubierto de musgo y siente los últimos rayos de sol sobre los helechos. Se detiene, ensimismada. Entonces Pan sale disparado de un rincón oscuro con todo su poderoso poder.
Sorprendida, se queda mirándole y se siente inmediatamente atraída por su belleza animal. Unas fracciones de segundo después, reconoce una fascinación única en ella: Pan es mitad humano, mitad animal. Se enamora perdidamente de él, sospechando que traerá confusión a su vida, que hasta entonces había sido tan constante.
En ese momento, el corazón de Pan late por otra persona, pero cautiva a Cloe con su flauta de sonido suave y la transporta a otro mundo, insuflándole de nuevo el espíritu del bosque. Al hacerlo, ella olvida todo lo que la rodea, no ve cuánto de teuflico y voluptuoso hay en él. Cree inhalar la vida, y al hacerlo se anima de una felicidad exuberante, que dura poco, pues Chloe se queda sola.
Con ello, Cloe muestra muy abiertamente a su amiga que ella también ha vivido ya el drama de la pena del amor todopoderoso y ha sufrido enormemente por ello.
Pero Pan y Dafnis siempre vivirán en Chloe, la inspirarán a lo largo de su vida, la acompañarán y guiarán en su BÚSQUEDA del sentido de la vida, de la felicidad y la satisfacción. La BÚSQUEDA de Chloe siempre ha sido un viaje de toda la vida y una exploración de todo lo creativo, oscilando siempre entre dos mundos diametralmente opuestos. Entre lo tradicional y lo moderno, entre el arte y el diseño.
Lo que todos tienen en común es la omnipresente búsqueda de la perfección, el deseo de crear algo sin precedentes, algo duradero que inspire a las generaciones futuras. Psique lo entiende muy bien. Porque también para ella la creatividad es el motor de una vida feliz y plena. En su joven vida, siempre ha inspirado a quienes la rodeaban con sus amplios conocimientos y su infinita belleza, y al mismo tiempo también los ha motivado de forma extremadamente positiva. Sin embargo, cuando se da cuenta de que su homóloga se toma todo a la ligera, expresa sus críticas abiertamente y sin tregua.
Porque hay que evitar a toda costa la deshonestidad y la mediocridad. Hay que luchar con valentía y perseverancia incluso contra grandes adversidades. Psyche Chloe ha vuelto a hablar con el corazón. Lleva luchando por su arte desde el principio de su exitosa carrera. Al principio todo parece pesado y lejano. Cruzar constantemente umbrales importantes requiere una enorme fuerza. Es un maratón que hay que superar. No es un sprint corto en el que exhibes tus habilidades e inmediatamente brillas con genialidad. Eso sólo lo experimentan los demás. Chloe compara su personalísimo proceso artístico con un embarazo complicado que suele acabar en un parto dramático. Nada le resulta fácil. Oculta su agonía con gran vehemencia. Nunca compartiría sus momentos más íntimos con el público. Teme que esto pueda afectar al resplandor de las obras, sobre todo teniendo en cuenta que un gran número de coleccionistas de arte consideran fundamental precisamente esta ligereza. Psique reconoce otra faceta de Cloe y se siente muy feliz por ello.
El estruendo de un trueno llena la enorme sala cuando, de repente, un rayo cae en las inmediaciones y los ojos de ambos se encuentran por casualidad. Mágicamente unidos, los dos pares de ojos vagan, como atraídos por un imán, hacia una obra de arte de Chloe que se terminó hace tan sólo unos días. Psique explora el cuadro con sus ojos despiertos, siente casi físicamente las suaves vibraciones del color, descubre sus propios centros de poder personal en la pintura abstracta, que la atraen mágicamente. La luz, con su enorme poder, confiere al gran formato un resplandor infinito, arrancando todas las facetas a la abstracción. Psique pensó en las palabras de Peter Handke: En un cuadro, el exterior y el interior parecen fundirse en una tercera dimensión, en algo mucho más grande y permanente.
Con ello, reconoce la excelencia de la obra, el tremendo dinamismo que hay en la pintura libre de Chloe. Las lágrimas brotan lentamente de los ojos de Chloe. Su alegría es exuberante. Por primera vez, alguien tan familiar para ella ha expresado algo tan hermoso a través de su pintura. Por fin, la artista se siente comprendida y que ha llegado.
Entre Dafnis y Eros surgió una verdadera amistad masculina. Los dos olímpicos terminaron el maratón de Lesbos en un tiempo récord. Pan fue el único que se quedó descontento.